Categoría: Ecología , 08 Agosto, 2017

El mar llora a mares

El mar llora a mares

Junio es un mes que nos moviliza a reflexionar sobre la importancia de cuidar la naturaleza de nuestras costas, a través de dos fechas especiales: el 5 de junio se celebra el Día del Medio Ambiente y 8 de junio fue el Día de los Océanos. El mar y su entorno natural, que tanta felicidad nos dan cuando nos vamos para el Este, están sufriendo gravemente el impacto de la contaminación. Es importante que todos pongamos de nosotros, con nuestras acciones cotidianas, para que la vida marina pueda desarrollarse sin amenazas.

El océano y nosotros

Aunque el planeta se llame “Tierra”, son los océanos su ecosistema más grande.  Además de proporcionar alimento a millones de personas, por medio del fitoplancton generan al menos el 50% del oxígeno que respiramos y regulan el clima. Pero las aguas oceánicas cada vez se ven más dañadas por la mano humana.
 
Entrevistamos a Diana Pumar de Sea Shepherd Uruguay (el grupo nacional del movimiento mundial de protección vida marina) y Coendú (Conservación de Especies Nativas del Uruguay) para conocer más sobre la contaminación de los océanos y saber también qué podemos hacer para minimizar nuestro impacto negativo en ellos. 
 
“Cada vez que pienses en tirar algo para afuera, recuerda que no existe un afuera". se lee en la página de Facebook de Sea Shepherd Uruguay, en referencia al Día del Medio Ambiente, y Diana nos dice, justamente, que lo que tiramos no desaparecen mágicamente, todo tiene consecuencias: “La urgencia hoy día es reducir la cantidad de basura que generamos, sobre todo el plástico, porque aunque hagamos lo correcto de no tirarlo en la playa, aunque lo tires en el lugar que corresponde, eso no desaparece, va a una usina y allí queda. Le estás dejando eso a tus hijos, a tus nietos y a tus bisnietos… Esa única botellita o ese único tenedor de plástico que usaste tarda siglos en degradarse, genera gases tóxicos que aumentan el efecto invernadero y que provoca la muerte de la vida en el planeta.”
 

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Más plástico que peces

Un informe de la ONU del mes pasado reveló el siguiente dato: si se sigue a este ritmo de verter plástico al océano, en el 2050 va a haber más plástico que peces. ¿Qué podemos hacer? Dejar de utilizar artículos de un solo uso elaborados con este material, como las bolsas y las botellas.
 
Según el informe, “en 1950, con una población de 2.500 millones de habitantes, el mundo produjo 1,5 millones de toneladas de plástico; el pasado año, con una población de más de 7 mil millones, se  produjeron 300 millones de toneladas,  con graves consecuencias para las plantas y los animales marinos.”
 

De esos 300 millones de toneladas, 8 millones van directamente a los océanos: en kilos son 8.000.000.000. Quizás viendo la cantidad de ceros justa, sin abreviaciones, nos damos cuenta de la magnitud de lo que estamos hablando ¿verdad?

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Fuente: Greenpeace

 
Otro problema son las bandejitas de espuma plast, un material muy presente en nuestra vida cotidiana que al tirarlo en cualquier lado genera contaminación. Entre otras consecuencias, las aves y peces se comen ese plástico y, literalmente, se mueren. Las personas que comen carne de ave y pescado en Uruguay, muy probablemente también estén comiendo plástico. Bajar al mínimo el uso de plástico ayuda a que las aves y peces no lo consuman y, por ende, tampoco nosotros.
 

El canto de las ballenas, cada vez más silenciado

Contaminar el agua es matar la vida que hay en ella: si muere el fitoplancton que genera la mitad del oxígeno que respiramos, vamos a empezar a ahogarnos. En los últimos 50 años el fitoplancton ha disminuido un 40%: ¿no sentís que te falta el aire ahora que lo sabés?
 
Esto se debe a diversas razones: la contaminación, el calentamiento global, y como nos cuenta Diana Pumar “también la muerte de la fauna marina afecta al fitoplancton. Por ejemplo las ballenas, que mueren por ingerir plásticos, además de que aún se caza de manera ilegal.” Imaginate vivir feliz en un paraíso por más de 150 mil años y de repente aparece alguien que empieza a enfermarte y a cazarte... Eso es lo que viven las ballenas hoy. 
 
Esto es grave para toda la cadena de vida oceánica. “Las ballenas son las grandes abonadoras del océano” nos sigue contando Diana. “Sus excrementos contienen muchísimos minerales que son alimento de fitoplancton”. También la mayoría de las especies de tiburones están en peligro de extinción.

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La contaminación no va a paso de tortuga


En Uruguay particularmente tenemos un problema serio con las tortugas, que sufren terriblemente la ingesta de plástico y terminan varadas o gravemente enfermas en nuestras costas. Los amigos de la ONG Karumbé conocen muy bien esta amenaza a las tortugas marinas, y vienen investigando mucho en este sentido además de trabajar para curar y alojar tortugas y otras especies. El objetivo es que sean devueltas al mar, además de hacer un lindo trabajo con escuelas y colectivos, similar al que también realiza la ONG S.O.S Rescate Fauna Marina
 

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Liberación de Catalina al mar. La Coronilla, enero 2017 (fuente: Facebook Karumbé)
 

Hoy el 90% de las tortugas que se encuentran en aguas territoriales uruguayas ingieren plástico en su dieta, según nos confirmó Andrés, integrante la ONG Karumbé en La Paloma. “Si la tortuga es adulta y saludable, puede tener la suerte de ingerir el plástico y desecharlo, pero si no…” Si no, Diana Pumar nos contó también lo que pasa: “Después que viste cómo un sorbete se queda atascado en las vías respiratorias de una tortuga, y el dolor terrible que le genera… después que tú viste eso, nunca más vas a querer usar un sorbete”.
 

Nuestro granito de arena

El trabajo que realizan estas organizaciones es impresionante. Pero para cambiar este panorama, todos desde nuestro lugar tenemos que dar lo mejor de nosotros. Tener aguas más limpias y saludables (y, por extensión, playas y balnearios también más limpios) implica constancia y un cambio de accionar.
 
¿Qué podemos hacer? Para empezar, lo obvio: no tirar residuos en la playa o el mar, y cambiar el plástico por materiales retornables o reciclables. También es importante optar por construcciones amigables con el medio ambiente, cuidar la vegetación psamófila (que crece en la arena), y no usar todoterrenos sobre las dunas, que son tan vitales para las plantas y animales que viven en ellas y para nosotros ya que es la primera línea de defensa que tenemos ante el avance de las aguas. 

Tomando una actitud más responsable, ganamos en salud, en conciencia ecológica e incluso en desarrollo turístico, ya que un entorno costero limpio y sano se valora mucho más que uno contaminado y enfermo. Devolvamos al mar la felicidad que tantas veces nos ha dado en vacaciones.


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